miércoles, 2 de junio de 2010

Aplicaciones de Interés en la Industria y en los Seres Vivos

Lipidos
Los lípidos son compuestos del metabolismo primario, ampliamente distribuidos en el reino vegetal y también en el animal. Clásicamente se clasifican en lípidos simples y complejos; los primeros incluyen a los triglicéridos o ésteres de la glicerina con ácidos grasos y a los céridos o ésteres de ácidos grasos de cadena larga con un alcohol alifático de elevado peso molecular (verdaderos céridos) o un esterol (estéridos). Los glicéridos son lípidos de reserva, mientras que céridos y estéridos protegen a los vegetales de las agresiones externas. Los lípidos complejos o lípidos de constitución, son los fosfolípidos y glucolípidos de membrana, compuestos fundamentales para los organismos vivos pero sin interés desde el punto de vista de la utilización en terapéutica de las plantas medicinales.
En el uso coloquial, a los lípidos se les llama incorrectamente grasas, ya que las grasas son sólo un tipo de lípidos procedentes de animales. Los lípidos cumplen funciones diversas en los organismos vivientes, entre ellas la de reserva energética (triglicéridos), la estructural (fosfolípidos de las bicapas) y la reguladora (esteroides).
Proteinas
Las proteínas son “cadenas” compuestas de aminoácidos, las cuales tienen diferentes tamaños y cuales desempeñan un papel estructural en el organismo, pues participan en la renovación constante y formación de los distintos tejidos: su presencia es imprescindible para el metabolismo de los nutrimentos. En el metabolismo energético las proteínas tienen una función secundaria, ya que solamente son utilizadas en estados de ayuno prolongado desnutrición.
Cuando se consumen cantidades insuficientes de proteína se altera la actividad del sistema nervioso central, de las glándulas de secreción interna y demás órganos; baja la capacidad de defensa del organismo, trabajo intelectual y físico. En los niños y adolescentes se retardan el crecimiento y desarrollo.
Sin embargo tampoco es conveniente el consumo excesivo de proteínas, lo que es muy común en fisicoculturistas, los cuales consumen cantidades excesivas cayendo frecuentemente en un exceso de energía y aumentando el porcentaje de grasa más que de masa muscular, además de que este exceso puede provocar un incremento en ácido úrico y el sobrecargar la función del hígado y los riñones. Lo ideal es no consumir más de 2g de proteína por kilogramo de peso si eres atleta de este tipo y lo mejor es que esto sea prescrito por un nutriólogo según las características y necesidades de cada individuo.
Así que antes de consumir complementos o sustancias que desconozcas, consulta a un especialista...

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